viernes, 19 de septiembre de 2008

La única canción desesperada.

Mi casa como todas tiene paredes y puertas, esas paredes suelen ser frías y las puertas desprenden olor madera. Suelen desprender también recuerdos de esos de los que huyo, de los que me persiguen desde la infancia, que me comparan y me transportar por el túnel del ayer y de lo que vivo hoy… que a veces me hacen sentir sucia por la tinta con la que me han tatuado, que a veces me hacen sentir otra por lo nuevo que he emprendido, de no importa qué, cuándo, cómo ni por qué, de esos que me hacen sentirme libre de ser quien he escogido sobre lo que me han impuesto, que me siguen haciendo prisionera de lo que he vivido, de lo que no me he podido desligar, de lo que se lleva tatuado hasta la médula espinal… de eso que se llama recuerdo.
Ese suave aroma a café, a cigarro, a charla, a dulce, a sexo, a mente, a palabra, a vida, a libertad, a prisión, a ti…
¡Tú! Sí, otra vez tú porque cuando me creía fuerte me has venido a recordar que aún existes, que me has elevado a la quinta potencia de lo que mis sueños nunca me han podido levantar, que me has sujetado en lo más bajo de los instintos pegada la nariz al suelo, rasgando tierra, rasgando suelo, rasgando sueños por encontrarte; ¡Rompiendo realidad! Rompiendo anhelos, gritos, esperanzas, piernas, carnes, senos, ojos, tela, frío, nieve, tabaco, ¡hastío! Que me persigue, que me corrompe y me humilla, que me completa y me vacía que me lleva y me regresa, que me moja y que me seca, que se acaba y tú no estás… que vacía, que vacía y sigue llenando…. Que me voy y no te alcanzo… que me flaquea, que me hunde, que me quema, que me vibra, que me grita, me retumba, me asfixia, me congela y tú no estás, que grita desesperada por tenerte, que sucumbe la pasividad de rozarte con suspiros y deseos y gemidos logrados en otro encuentro que no es más que el que yo quiero, de encontrarte en tu mirada, de tenerte en este cuerpo y acariciar sin más palabras que las palpitadas por los dedos, por la fuga de deseos que impacienta… y ya no estás.
Y recuerdo nueva piel, y recuerdo en el silencio y entre el grito y los tambores que gimieron tu nombre, que parieron a la luna, que encarnaron las estrellas que quisieron de tu cuerpo calor y algo más: suavidad y armonía, el placer de sentirte cerca, muy cerca… más cerca… ¿podrías acercarte más? Ahí, ahí donde sólo el viento es compatriota de los cuerpos, donde sólo la hojarasca acaricia los manojos de escasa felicidad que por coincidencia pude acariciar… sólo una caricia de lo que no he podido averiguar, sólo una pasión de la que no he podido saborear, solamente un respiro, un aliento de los tuyos, una pupila dilatada, un cuerpo humedecido del que pudiera gozar contigo… sólo eso y nada más.
Sigo impaciente y taciturna y despierto y me hundo y las sábanas me asfixian y la conciencia me aniquila y tu… tú ya no estás. Nunca has estado, o has estado desde siempre… ¡ven aquí que no te siento! Que los estragos del tiempo empiezan a enfurecerse y hacer suyos los segundos que congelaba para ti, de hacer fuego lo escarchado y lo suave carrasposo. Ya no hay más que tu desnudez detenida frente a mí bajo la suavidad de la mujer que llevo escondida, que he donado, regalado, vendido, subastando y apostado tratando de sentir lo que sentiría con tus labios, con tu roce, con tu goce, con tu grito, con tus manos, con tu cuerpo, con tu piel, con tu esencia, con tu estrella, con tu cuna, con mi vientre, con mi luna, con tu engrane, con mi cuna, con mi engrane, con tu vicio, con el mío, con tu lápiz, con mi tinta, con mi cuerpo, con el tuyo, con mis gritos y los tuyos, tu sudando yo gimiendo, yo gritando tu sintiendo, yo viviendo tu gozando, yo rezando tu golpeando, tu siguiendo yo accediendo, tu parando y yo contemplo, yo gozando tu viviendo… tu engranando y yo engranando… contemplando… doliente, gozante, pudiente y tú no estás, o has estado desde siempre… ven aquí, ven aquí que no te siento y no es más que el universo ni nada más que las estrellas que me vuelcan y me gritan que sigues muy adentro, que no es fácil masticarte, que no es mejor que aniquilarte, que quieren que te quedes, que quiero que te quedes, que queremos pasar por dónde mismo.
Sólo hay una cosa que podemos hacer a mismo tiempo ¡y a tirar los espacios y los tiempos! Y es tú en mí por un instante y detener el segundero y agitar todos los péndulos y recordar o imaginar… abrir los ojos y regresar a la frialdad de las paredes después de la tibieza de tu cuerpo y olfatear la madera que de los cedros a mi puerta visitó… y tú no estás ¿o será que has estado desde siempre?

miércoles, 10 de septiembre de 2008

IV (Poemas a la lejanía)

Si pudiera regresar a ti sería,
Incomparable firmamento,
Mariposas que me hiciste revolotear.
A tus párpados caería lentamente y lujuriosa
Y tierna y amalgamada, ungida, protegida tras tu voz.
Tras tus dedos que corrieron velozmente,
Con mi lengua escondiéndose en tu piel
Con tu voz que me gritaba suavemente,
Con tu voz que me agitó cobardemente,
En tu voz que desahuciada me tiré.
Si pidiera cuerpo sería el tuyo,
Si tuviera corazón no lo guardaría para mí
Y de ser tus labios cicuta bebería incontenible,
Y mi expiro se alimentaría de ti.
Y renacer mil veces y volverte a beber
Y embriagarme cada noche de tu lecho
Y amordazarme los gemidos y escuchar temblar la voz,
El hilo de jadeos que provocas
Y arrancarme la garganta ¡por favor!
Que nada podría latir más fuerte que mis venas palpitando tras tus pies.

martes, 9 de septiembre de 2008

I. Brujas (Reflexiones de una misa)

Advertencia:
1.- No es un a reflexión religiosa.
2.- No es una reflexión profunda. Es más que nada tratar de mantenerte con oídos necios y orgullo intacto.
3.- Sinceramente es una estupidez. Pero es divertido y podrían aprender algo nuevo. Yo lo hice.

-Oremos- dijo como todos los domingos el padre para indicar el comienzo de uno de los rituales más aburridos, apesadumbrados, instigadores del ocio mental y sin sentido que nos han impuesto. Digo del ocio mental primero porque la estancia ahí no es cien por ciento voluntaria (en mi caso, ¡nula!), lo que da pie a que tu mente empiece a divagar con cualquier pretexto para hacer oídos sordos a lo que te alecciona esa exasperante voz que tiene además, un tono insoportablemente solemne y que, en el mejor de los casos, intenta llegar a ti disfrazada de misericordia. En esa divergencia tan aburrida que empezó tu mente a maquilar sin haberte si quiera dado cuenta, en la que un silvido desde afuera dio pie o el cabello maltratado de la señora regordeta de enfrente, el magnífico trasero del muchacho que dejaste de ver cuando saliste del cole o incluso el insoportable llanto y los jaloneos de los niños que corretean sin parar y los enormes senos de la matriarca que reserva su finura sentada en un palco lateral (porque no nos hagamos pendejos, en misa hasta a Maddonna empiezas a tararear) empiezas a pensar en las cosas mas efímeras, pasajeras, triviales y cabronamente estúpidas hasta llegar al núcleo de las filosofías más antiguas como la pregunta existencial con mayor complicación: ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? Haciéndote el imbécil sin llegar a una respuesta. Tanto así que decides turnarlos: un domingo le toca al huevo y el siguiente a la gallina. Lo ves, además de todo resuelves el problema de la democracia. ¡Apunta Calderón!
Mientras el padre implora por la humanidad señalando la cruz sobre su cabeza tú has recorrido todo el camino para llegar a ser un buen presidente.

Paréntesis: ahora que lo pienso, tiene sentido eso de que México presuma de su fanatismo católico. Ahora se por qué Vicente Fox visitaba la basílica, ¡Si ahí descubrió su profesión!… ¡Ay Benito Juárez, benditas sean tus leyes de Reforma! Ahora nomás falta la aplicación. Cerremos el paréntesis.

Bueno, pues así como a ti a mí también me pasan todas estupideces por la mente. Lo que sea para refugiarme de toda esa palabrería a la que no le encuentro ningún sentido es bienvenido al umbral de mi razón durante esos 60 minutos (mas anuncios y recados eventuales al finalizar).
Así ocurrió este domingo; mientras la gente se daba la mano con la paz y después de haber contado cada vuelta que daba el abanico, la pregunta, la pregunta llegó a mi cabeza: ¿Por qué las brujas usan escobas para volar? ¡¿Por qué escobas?! Por que no un trapeador, un sacudidor, una pala, un tubo, por qué no simplemente si hacen magia no se ponen alas o al estilo Peter Pan asaltan el valle de las hadas para robar su polvo de hadas, por qué no son brujas modernas y usan aspiradoras ¡Estamos en el siglo XXI! podrían tener hasta su propio jet privado… ¡lo que sea! … ¿Una escoba?. Es obvio que hablamos de las brujas que hacen todo aquello aparentemente inimaginable e imposible que conocemos como “magia”, a la de los cuentos y los mitos; no a aquellas personas que presumen de saber herbolaria aunque de ahí el origen del mito de la bruja actual; ésas sabemos que no volaban en escobas.
El morbo fue demasiado y al llegar a casa no pude más resistirme y "googlee" la pregunta. Ninguna respuesta interesante. La que desde mi punto de vista, es la más creíble es una explicación que dice que cuando estos personajes celebraban sus reuniones, llamadas también akelarre, lo hacían en lugares apartados por lo tanto debían de acondicionar y limpiar el lugar, por tanto la barrida no podía quedar fuera. Eso da pie a otro comentario irracional, mera reacción: ¡Son brujas!… ¿barren?
Bueno, siguiendo, como tenían que barrer, se acordaba que cada una llevara su propia escoba. Me imagino que para que no hubiera ningún pretexto para que alguna no hiciera lo suyo.
Ahora hay que separar las cosas. Las brujas tal y como nosotros las conocemos, es decir, con las que hemos crecido en los cuentos son producto de un mito que surgió por la existencia de verdaderos seres que dominaban ciertas técnicas que en su tiempo no eran conocidas, no las enseñaban, no se promovían, eran ilegales, inexplicables y por lo tanto incomprensibles. De ahí que lo determinaran como magia o cuestiones sobrenaturales. Ahora sabemos que eran juegos con la física, química y demás. Y para aquellos que creen en el misticismo, los portales, la cuarta dimensión y el contacto con él. Son al final de todo, cuestiones explicables. Creíbles o no, pero explicables al fin.
En todo caso, también tomaron otra divergencia: la de las religiones, el satanismo, el contacto con el más allá, brujas negras o blancas etcétera, pero eso es otra historia.
En conclusión: debido al hecho de que cada “brujita” llevara su escoba en realidad, motivó las lenguas para que en el mito o la falsa creencia fuera asociado o más apropiado para las historias que fueran montadas sobre ellas.

Que Dios los bendiga. Amén.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Eternidad

Trato de vencer la eternidad cigarro en mano,
Extrañarte así debería ser prohibición,
A donde vaya divagando vuelvo a recaer en tus entradas
Y se me vuelca el hueco que me queda en el pecho,
Justo arriba del ombligo, naciente de placer.
Carente de creatividad me confieso,
Pero incesante de dibujarte a color, en blanco y negro,
Frío o tibio. ¿Desde dónde? Qué sé yo…
Desde tu impetuoso balbuceo, o desde la ventana donde estoy
Quizá no llegué hasta la luna
Pero ¿qué quiero de allá si ahí no estás?
Querer así debería ser sufragio, condena, suicidio ¡Una revelación!
Una advertencia al jinete galopante, que se enfrenta a revolución.
¡Amordazamiento a la propiedad privada del corazón!
Que ya se declaró estacionario en el vértice, en la vertiente que le creas a la razón.
Que la confundo ahora con mis sueños y los sueños, sueños son;
¡Sueña Hera, sigue soñando! Amamantando el anhelo de calor.

Espero cada día taciturna por si de repente apareces
Y la aparición no llega nunca, un breve acercamiento y nada más.

Quererte así es ya demasiado, y aún así
No paro de dolerme en la distancia
Que de mi ventana a la luna es infinita
Y la eternidad inalcanzable con sólo una cajetilla.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

¿Pesa la noche o el día es oscuro?

¿Pesa la noche o el día es oscuro?
Estaría bien que el viento oreara mi carne podrida.
No es nada más que la madera que me encierra
que se va llenando de musgo
sin traspasar un poco del aliento del cielo
cada vez compactando mi nariz con el suelo.
Identificando el resbaloso desbordad de la sangre,
el estrujar de mi vestido que se encoge…
Que voy desapareciendo poco a poco,
al tiempo lento que suspiro unas palabras
al consuelo de las horas que me abrazan,
que me asfixian poco a poco,
al tiempo lento que se cuelan por mi llanto
el llanto de todos los que yacen a mi lado.
¡Duerman! Porque nada de lo que no comprenden dejará de ser cierto.
Nada es para siempre, ni la vida ni la muerte,
que no ven que desaparezco poco a poco
al tiempo lento en que se carcome mi cuerpo.

POESIA

Si la poesía fuera lengua de todos los pueblos
Saldrían en lugar de balas flores de los cañones,

Si la poesía fuera melodía de las verdades
Se palparía con cariño entre las voces
De la humanidad que de pronto regresaría a ser humana,
Del hombre que volvería a ser su esencia
De razón y bondad.

La poesía que es lengua de mi garganta cansada y amordazada, que sin ser ella la más amada seguro es de las menos escuchadas.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Hera

… Hera amamantó a Hércules y la leche de su seno dio origen a la vía láctea…
La diosa madre de todos los dioses, merecedora de la mirada de Zeus se enfrentó a Atenea y transformó a Galantis en comadreja, compartió el amor de su dios con otras diosas, celosa hacía retumbar los ecos del cielo y agitaba con su mano los trigales de la tierra; en un suspiro vio nacer los cuatro puntos cardinales y con el dolor de su corazón caminó victoriosa y derrotada hacia el horizonte, dándole la espalda al mundo, amando aún así en el auto-exilio. Hera quiere bajar del Olimpo.
La diosa que siempre fue mujer regaló su matriz al mundo. La virginidad encarnada en sus hombros bajó y pisó la tierra, se aferró y se disolvió en lágrimas que brotaron sin saberlo y parió los ríos. Su erguido pecho sigue levantado en las montañas y su corazón indomable sigue palpitando despiadado y gimiente, violenta y amarga.
Hera fue mujer y se hizo tierra, hoy sigue siendo tierra pero renació mujer.
Hera sigue soñando y el día sigue siendo largo y en la noche solamente contempla el maravilloso resultado de su seno. Hera sigue soñando y sigue ausente… Hera sigue viviendo, Hera sigue amando y sigue padeciendo. Hera, la diosa sigue siendo mujer. Yo sigo siendo mujer y no puedo dejar de ser Hera.

De la genética (Biología y ética. Segunda parte)

Sigamos el ejemplo de la biología: el universo es una sucesión de complejidades que está constantemente en evolución. El cuerpo del hombre funciona exactamente igual que el de una máquina, tiene sin embargo una complejidad mayor y es consecuencia de un acrecentamiento de particularidades más pequeñas. El átomo con sus protones y electrones da sucesión a elementos más complejos como las células y va mutando y va componiéndose hasta surgir todos los seres inanimados y los vivos. ¿Cuál es la diferencia entre ambos, si los seres inanimados están formados también por células (que comprenden vida ya por concepto)? Solamente su nivel de complejidad y los poderes que les otorga la misma. Siguiendo esta cadena seguimos siendo perfectos. “La historia del universo es un impulso permanente hacia una complejidad cada vez mayor. Su hipercomplejidad da al ser humano un poder que sólo él posee: la capacidad de ir comprendiendo poco a poco el universo y transformarlo locamente”. El hombre ya ha logrado comprender y controlar grandes espacios de la biología, llegamos a un punto en donde tiene la capacidad de suprimir o eliminar mutaciones y de controlar los aspectos genéticos. Lo cual no es más peligroso para la humanidad que erradicar el virus del sarampión. El riesgo se corre en la posibilidad de ponerse a la merced de crear hombres preprogramados, lo que conocemos ahora como la ciencia de la genética. Esta situación nos lleva a la pregunta ¿qué clase de humanidad queremos llegar a ser? Es aquí donde surge la inherente necesidad de pasar insensiblemente de lo biológico a lo ético. “La búsqueda de conocimientos no debe aceptar límites, pero toda acción ha de someterse, necesariamente, a una ética”. Lo que da como resultado la aparición de un nuevo concepto: la bioética y sus cuatro principios: el respeto a la persona, el respeto al conocimiento, el rechazo del lucro y la responsabilidad de los investigadores.
Se podrán preguntar algunos qué tendría de malo armarnos con la capacidad de transformar y jugar a nuestro antojo con el control genético. Si con la creación de seres preprogramados podemos lograr que el hombre sea cómo “debiera” ser o sea lo que la sociedad necesite, erradicaríamos la desigualdad social y disminuiríamos el racismo. Pero de la misma manera terminaríamos con la multiculturalidad de la que gozamos y de la que adoptamos también, conocimiento.
Imaginemos, solamente supongamos lo siguiente: avanzada ya la tecnología y con el conocimiento total de todas sus partes, en conjunto con la psicología y la educación, podríamos hacerlos a todos democráticos, pacifistas, marxistas, militares o lo que quisiéramos para poblar la tierra y ser un mundo feliz. Los conflictos surgirían aquí: Primero, el concepto y finalidad de hombre preprogramado está sujeto a puntos de vista y enfoques diferentes. Y segundo y más importante desde mi punto de vista: se le restaría libertad. La libertad de decisión. Para consuelo de todos esto es imposible. Sí, podemos entender a la educación como algo que nos hace ser y creer ya en algo predeterminado y Hitler ya logró sumergir a miles de personas dentro de la misma piscina. Pero eso no es más que un enajenamiento bruto. La capacidad de decisión, la libertad de pensamiento sigue ahí independientemente de nosotros y es incapaz de ser arrebatada. ¿Será capaz el hombre algún día de alterar de igual manera el cerebro y dejarnos a todos dopados bajo la misma perspectiva?…. una vez más, ¿Qué tipo de humanidad queremos llegar a ser? El ser humano es el único ser vivo que tiene el conocimiento del mañana, lo que le abre un abanico de oportunidades respecto a qué esperar y qué anhelar de este, de ahí sus reacciones. Esto elimina toda predeterminación de lo que llamamos destino y la responsabilidad de tomar el porcentaje de control que nos corresponda y responder por ello, sabiéndonos concientes aún así, de que no <> depende de nosotros.