miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿Qué más puede hacer esta cabeza trabada y este corazón inquieto?

Doce uvas.

Quiero librarme de este paso acelerado,
del humo que en el aire se quedó,
que desaparezca este cansancio que aparece a cada paso
y juro que el cigarro no es la razón.

Quiero esconderme de tu imagen
y rasgarme la verdad al interior,
abrir los ojos, sentir la vida,
volar, tocar el sol sin necesidad de alcohol.

Quiero sacar mi cabeza de la almohada,
acostumbrarme a tender la cama antes de salir,
cerrar la puerta del baño
y laguna vez poderte mentir.

Quiero sentirme masturbada
y empaparme con gotitas de amor
y si no hay, que sean de caramelo
para que le quiten un poquito el desazón.

Quiero escapar del paraíso
y las puertas del infierno nunca abrir.
Quiero tirarme del precipicio
y abrir las alas para vivir.

Quiero que me quieras poco a poco,
despacito te prometo que es mejor,
aunque te advierto que desarrugarte
la camisa en la mañana no será mi vocación.

Sigue hablando el corazón

Exploto en llanto por sólo sentirte en la tersura de la almohada,
en el rincón que queda en la esquinita del colchón
y lo rasgo a puñaladas y lo arranco todo a pedazos,
intento fallido con un nuevo descalabro
y yo que creía que la infinidad de las estrellas
me llevarían de la mano junto a ti.

¿Si mi voz no te toca cómo debo llamarte?
Cómo hago dime, para ajustarme a la razón
sin sentir como el hastío en el invierno,
para ganarle la partida a este guasón
que me retrae tras la vitrina sin moverme
como un tren sin próxima estación.

A dejar que hable el corazón (un tanto insguro).

Creo que ya había nacido porque lo recuerdo todo
Y los recuerdos se me caen encima sin piedad a lastimar
¿Qué hago después del primer beso?
Con las manos asfixiadas de caricias
Como si castigo fuera la carne que me cubre
Y placer oculto el que me da piel de mujer.
Así como perecemos juntos tan lejanos,
Padecemos nuestros cuerpos: yo del tuyo y tu del mío,
Y los dedos que se insultan, que se buscan y se vuelven a encontrar.

De la mano frente a la cara rechazando las miradas
Que se clavan y retumban donde hay contacto con el aire,
Ahí de donde comen los gusanos antes del anochecer.

¿Dónde pongo mi amor primero?
El sincero, de cuerpo abierto y corazón frente al fusil.
Fantasma que devoraste mis entrañas,
Ahora me amenazas con venir,
¡Ábreme pues de nuevo a tu hambre!
Termina de supurar lo que empezaba a consumir
Con la piel tostada por alcoholes y la sangre manchada de fingir,
¡De fingir! Infame luna, lloroso vientre, espinado y calcinado
te deshaces de nuevo ante el fusil,
no mientas, que te matas por sentir lo que sentí,
la voz que se quiebra al tenerlo dentro
y amarrarlo y seducirlo para lo dejarlo ir.

Es familiar también este viento,
La resaca al despertar con la nada en la mirada,
Perdidas, lejanas las pupilas,
Reventando las entrañas, escamándose en sudor.
Imposible de brincar esta parada
La farola del sentir se me apagó con la brisa
Que te amarró bajo mi falda
Y la lejanía en la que el tiempo te enterró.

Despertar frente al espejo y escupirle al amor
Puede tomarme toda la vida en la sala de recuperación.
Herida de guerra que se hizo en trinchera,
En la cuna que mi corazón por mucho tiempo te abrazó.

XVI. Fragmento (Noche tibia. Reyes Heroles)

"Hay noches en las que te extraño, son esas en que te veo torcer mis cabellos, esas noches en que muerdes con besos y con furia encajas. Te extraño y huyo a tus ojos para encontrar lo que te llevas, pero que el tiempo, ese compañero indeseado y querido, te ha quitado, eso que hoy sólo araño en el recuerdo. Te miro a los ojos entre los velos de mi memoria temiéndote ido y queriéndote de regreso. Porque estás prestado, nada más, sólo eso. A una turbulencia que te arrasta y que quise quebrar, primero con sonrisas, después con espinas y ahora sólo con un silencio de pieles que jamás provoqué, con un vacío de caricias que tuvieron mejores días en su sinceridad oculta. Te extrañé en la mejor de las penas. Te extrañé en la plena presencia."

viernes, 21 de noviembre de 2008

Sólo para no dejar en blanco

Sólo basta recordarte para no dejar en blanco la memoria,
Para seguirme acurrucando en las historias deshiladas
Que se hilan mientras marcho, mientras marchas a la vida;
Y aunque no sólo de pensarte se me llena el cuerpo
Lo lleno con alguna noche en compañía
Que entre más se alarga, más me dueles
Y entre menos noches, más te extraño todavía.

Suficiente el fusil que se dispara desde lejos
Para soplar la bala a contra viento,
Mientras la observas como brota disipada
Pudiendo estatizarla enfocando la mirada
Y como siga suspendida, mofarse de la gravedad.

Después de todo, todo se confunde,
Y si empiezo por tu cara termino por tus pies
Sin razón ninguna para hacerlo
Sí con bastantes para no dejarlo de hacer.

Otra vez me vuelco al regocijo
de esto que de repente se hizo verso,
tal vez chueco y muy malhecho,
sólo para no dejar en blanco el papel.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Quiero

Quiero...
De quereres se llena uno las manos
y de perdones se nos pudren los labios.
De críticas se siente presa la cabeza,
de mentiras nuestra garganta nos asecha.

Los ojos de feroz orgullo me atormentan;
el augurio de mi soledad me va dejando toda su torpeza.

Es injusto atribuiros mi desgracia,
pero es necesario remendar el alma
pues ya me gime el corazón de pensar
y la mente de negar al alba.

Ambiguo encuentro todo esto...
pero por favor, comprende:
es el conocer del equívoco mío,
de la importancia que me gana al momento de ceder.

Todo esto por no decir lo que pensaba,
todo esto por callarme lo mejor.
Es bonita esta parte de la historia,
perdona si mi lado no se conmovió.

Valentía corazón es lo que pido.
Razón, para llorar mi desnudez.

Fuerza, camino, emprende mi destino
... latido a latido... dedo por dedo...
razón al corazón.

Poema V

Embriágame de luz esta noche,
mi cuerpo te obedece a la par,
corre tus manos al deseo;
alcohol perverso, brota y se va.

La luna acurruca mis sentidos
tendida en solitaria oscuridad,
deseosa de tu imagen calavada
en el cielo y al cristal.

Acude a este sangre que te llama,
borracha, inconsciente, desbordante en intención.
¡Espera! No te acerques,
La cabeza se hunde entre el sueño y el color.

Desnudas las sombras que me asechan,
mujer, hombre, ¿qué se yo?
Alma, vida, inconciencia nata...
blasfema ahora tu perdón.

Que sigan mis dedos el círculo de ese guiño,
que tiemblen mis rodillas,
panderos estrujantes de arena tricolor;
que dilaten mis ojos con orgullo que estas horas, fuimos yo.

Resaca en la orilla de tu almohada,
cicatrices de fuego y de dolor;
remordimientos, lagrimas sangradas,
recuerdos, ilusiones y sudor.

Esperanza

Tal vez en ese estante te escondes,
entre los libros y palabras empolvadas,
oscura, olvidada muñeca fea,
relfejo de la deserción de la justicia
y la humanidad concientizada en decadencia.
Si pudiera yo sacarte de tu celda,
y soplarte y desempolvarte,
y abrazarte fuerte cual demente
aferrada a tu débil figurilla.
Si tan sólo regresaras y gritaras,
sólo para recordar que sigues viva
y que ese rincón tan tuyo es donde
a ojos cerrados me aferro
cuando la crueldad de la realidad amenaza
también con invadir los sueños.

No es por nada

No es por nada
que no me atreva a mirar
tras esta espalda.

No es por nada
Que me niegue a relampaguear
En mi mente cosas viejas.

No es por nada
Que llueva cuando vienen nubes negras
Y que se desahoguen con las aguas asperezas.

No es por nada
Que te diga: “hoy no quiero”
Y que me vaya masticando un caramelo.

Sólo poco

Sólo poco porque tengo sueño,
Sólo poco porque estoy cansada,
Las rodillas ya me crujen si camino
Y mis pulmones piden un tiempo
Cada tanto para respirar de nuevo.

Casi nada porque el bastón se cansa
Y mis ojos, taciturnos se encuenan tras los días
Entre mis mejillas agrietadas de ríos de amargura.

Pronto que mi dentadura desaparece
Con la venida de un nuevo geranio,
Que por cada vida nueva
Se van tintando en mi cabeza canas.

Ya respiro el fango sobre mi cuerpo,
Ya palpo su humedad, ¡Qué lo tengo encima!
Se desmorona sobre mis huesos
Y solo veo oscuridad.

martes, 11 de noviembre de 2008

Te regalo un verso

Hoy te regalo un verso
Porque no tengo nada más que darte,
Y aunque no deba regalarte nada
Me lo grita desde adentro
Eso que lastima cuando callo
Y cuando nace no encuentra su lugar.
Hoy te regalo un verso desnudo
Porque desnuda está mi alma,
No carente de caricias pero sí vacía de ti.
Te envuelvo entre mis manos este verso seco
Perfumado de hojarascas orilladas a fingir.
Este verso tuerto y descompuesto
Es lo que poseo y aquí te lo doy.
Hoy te regalo un verso
Porque no tengo nada más que darte,
Y aunque lo tuviera sólo te daría éste,
Porque es lo más mío y lo que más poseo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

....

Este maldito jadear que no me deja,
Este esfuerzo que se queda en blanco,
De querer pensar ¡de destrabarme!,
Con todas las esperanzas sobre los hombros
La miseria ya comienza a asfixiar.
No soy, lo sé, no soy lo que pensaban…
No soy ni siquiera lo que espero para mí…
Jorobada, deshecha y rota,
Blasfema y mentirosa, insignificante al fin.
Un poco más humana, un poco más cobarde,
Un poco más materia y un poco menos todo.
¿Más cerca del cielo o del infierno?
¡Este impaciente corazón que no quiere dejar de palpitar!
La decepción que se me clava por en medio,
Entrando por abajo del ombligo,
Devorando mis entrañas sin piedad,
¡Ay! ¡Que no entiendes que me duele!
Que me duelo en la miseria de ser inerte.
Deja los zapatos frente a la puerta, compañera,
Melancolía, qué barato es mi sentir,
Que cruel el sabor de la hiel del abandono,
¡Que infamia! ¡Qué desgracia la que me tortura!
Tan barato el precio y con los bolsillos rotos,
El pantalón deshecho y palpitando apenas las ganas de seguir.

Miedo

Que lo siento en el vientre palpitando
Mientras la incertidumbre de la espera late
Como vivo el corazón sobre la tierra.
Si bien me está matando y nomás no termina de hacerlo,
Es su terquedad la que me atrapa cual señuelo
Y me tira al mar de la desesperación.
Y tranquila, como si nada existiera
Menea la piola y me provoca vasca,
Amarga, lechosa, tan densa que no cabe por la garganta
Y tampoco baja y se atora por la sien.
Mientras no es vida ni tampoco expiro,
Es más vida que la muerte y menos muerte que el exilio.
Y aún así desgarra, como la tierra que se escarba,
Con las uñas, con los dientes, con el alma…

Otro sin título. (Cercano a la única canción desesperada)

Ahora guardo un nuevo cuerpo, un nuevo corazón.

Una tenue mirada, de cejas cinceladas, de bondadosos labios que muerden los míos para no callarlos.

Tengo una daga clavada en el pecho y hasta el fondo, hasta el último sentir del alma mía. Siento tu cuerpo tatuado en mi cuerpo, me quema el fuego que me enciendes por dentro: Tu piel dorada, de hombre, trabajada.

Pasión de sangre, amor gitano, arráncame del corazón tu nombre, que ya no quiero amarte, que no quiero sufrirte, que te deseo y el no tenerte ni rozarte me vuelve miserable.

Tortuosos los pasos que corren tus pupilas por mis piernas. Tortuosa noche que me incita a estar contigo. No gimas luna, que te vuelves hacia mí y yo necesito tu consuelo.

Maldito sexo, maldito vientre… maldita la pasión en que me hundes; de dos cuerpos sudando por el hambre de tenerse y del tiempo que silencia poco a poco mi sed de ti.

Duermo para tenerte a mi lado, amor secreto, pasión oculta, despierta junto a mí.


(Opinión personal: sincero, ardiente, desesperado y pasional... muy humano, tal vez demaciado.)

domingo, 9 de noviembre de 2008

carreritas jijijiji

Hace algún tiempo yo sabía quién era,
Sabía que pensaba y que quería,
Conocía el color de mi sonrisa
Y el poder de la luminosidad de una palabra.

Hace no mucho creía saber que lo que quería
eran los colores de tus palabras.

Hace poco yo era yo y volaba,
Hace menos caí desde lo alto
Y nunca he dejado de levantarme.

Alguna de mis noches no fue oscura,
Y algunos de mis días los descubrí sonámbula,
Los viví desnuda y los sentí despacio.

Hoy sigo recordando todos esos días,
Sigo amalgamada por la fugacidad de su sabor,
Sigo buscando la identidad que fui desmoronando
Como pan sobre el camino para poder regresar.

En un principio no me desmoronaba porque no era nada
Y a ningún lado tenía que regresar,
No había polos ni tempestades,
Por los vientos me dejaba gobernar.

Un día nací libre y quiero revivir mi libertad,
No en mucho tiempo despertaré o soñaré,
Y sonreiré con los mismos colores
Y con mi rosa de los vientos volaré.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Tiempos de sequía.

No es ni miedo ni soledad,
No es la noche ni la luna,
Ni la lluvia ni el silencio.

No es ya siquiera melancolía
Ni la sequedad de la boca cuando te despiertas,
No es el hastío frío que cobija mis entrañas
Ni la acidez de canciones minusválidas.

No son mis pestañas
Que se desprenden de mis ojos
Como el otoño las arranca de los árboles.

No es mi tiempo ni tu duración,
Ni el tren, ni el humo, ni la rendija de ventilación.

No son tampoco los pliegues de las nubes
No es el cigarro ni el alcohol,
No es siquiera el sexo desenfrenado
Ni un “no te vallas, por favor”

No es mi cuerpo el que pesa demasiado
Son mis pies que no pueden avanzar,
La ceguera, la profundidad inalcanzable,
Las tentaciones que vienen y se van.

Soy yo enfrentándome al espejo,
Descubriendo la carencia de color,
Anhelando ser un poco más violeta,
Matando la ausencia de dolor.

No soy yo la que no existe, no soy yo la que está ciega,
Es el espejo de enfrente el que sigue sin quererme hablar.

Desnuda y a tu pecho atada

Desnuda y a tu pecho atada amanezco,
Abrazando con mis pechos tu torso,
Atrapando con mis piernas las tuyas
Inspirando las figuras que se puedan inventar
Entre las manos deslizando por los pliegues de caderas,
De lunares, de entrepiernas resbalándose en sudor.

Ceñida con mis brazos tu cintura,
Con tus yemas en la espalda dibujando algo más,
Algo más que afirma que soy tuya,
Algo que me sonríe y le grita a mis adentros
Recordando que ahora para ti fui.

Posicionada entre tu ser y mis gemidos,
Bajo la saga de lamentos que se esconden
En el vaivén de ti en mí humedecida,
Humedecida para ti.

En el contorno de mi pecho acariciado por tus labios,
En el enérgico placer de conocernos
Viajando tu bajo mis piernas,
Desnuda yo sobre tu pecho.

(Ya tiene tiempo, pero igual aguanta ¿no?)

jueves, 6 de noviembre de 2008

Desde entonces.

He buscado por noches
La manera de cantarte,
Y mis días transitan
De los puertos a la memoria
De éste infinito mar que
Sucumbiste con tus manos
Y del que bebiste casi todo con tu boca.

He inventado palabras para llamarte hoy
Que no te encuentro,
Y me bufa el corazón
Al no encontrarte nunca,
Sobre la ventana yo, mojada,
Y el silbido que retumba
Haciendo que las ruecas crujan.

Te he sentido recostado
Sobre el cuerpo mío,
Te he gozado con mis manos
Desde el cielo hasta el delirio;
Descompuse muchos versos
Y compuse aún más mentiras
Jurando que seguías
Después de haberte descubierto
Enjugado en ausencias y melancolías.


(A...., gracias por haberme tenido esa noche, y hacerme sentir amada aunque sólo durase lo que una luna, aunque fuese en parte una ilusión. Porque fui un pétalo entre tus dedos y me quedé prendida a la zolapa de tus ojos, fui carmín y tú te dibujaste para mí. Suerte compañero y que la vida te acompañe.)

martes, 4 de noviembre de 2008

Es la conciencia

Ahora que mi verdugo soy yo misma,
Reaparece la conciencia con ganas de atacar,
Y si la callo, estalla;
Si la amordazo, ladra;
Y si la sobo con cariño, acolchona al corazón.

Sueño

Anoche tuve un sueño en donde los personajes éramos tu y yo. Tú como siempre inalcanzable, yo para variar enajenada. ¿Y sabes por qué? Porque es imposible aplacar tus manos y amarrar mi pecho a las ganas y es más imposible aún ignorar el sentimiento de quererte como mío. En ese sueño no había sol, no había luna ni estrellas, pero estábamos tú y yo jugando a serlo y sujetándonos fuertes al segundero pendiente que por primera vez el destino nos prestaba como nuestro. No había día pero no lo necesitábamos, ni cama para hacernos compañía ni calle para resonar los pasos; se reducía a los cigarros que guardabas en el bolsillo y que fueron desapareciendo por pares hasta que el bolsillo se quedó vacío. Y volvimos a jugar a ser dos solos en el mundo y fuimos todos para nuestros cuerpos. Y el mundo seguía girando.
La primera vez que alcancé tu piel parecía inaccesible, después la mía se volvería con un grito a tu memoria en donde lucha aún por no ser aniquilada.
En mi sueño te hospedaste en mí y yo, en mi realidad, sigo esperando tu visita. Sigo matando la eternidad con un cigarro y mientras espero impaciente, la espera sigue siendo eterna y lo seguirá siendo; seguiré esperando, creyendo o tal vez soñando para sentirte más cerca, para sentirme menos lejos o en cualquiera de las formas sentirnos en compañía.
Mientras tu cuerpo no se clave en el mío, mientras la brisa siga llegándome desde tu boca, mientras sigamos viendo las mismas estrellas y quemándonos por el mismo sol seguiré sentada en mi ventana visitando el horizonte por si te asomas un poco por lo menos.
¿Qué pudo ser? Puedo llegar a adorarte y me vengo apenas dando cuenta. Puedo decir que te quiero, que te traería de vuelta de donde fuese, que mi cuerpo arde en sudor por rozar el tuyo, que se dilata bajo tu mirada y se vuelve sofocante el abismo y sigue siendo abismo y lo seguirá siendo por instantes. Todos menos los momentos en que mi memoria te trae de regreso y me alegro de que esos momentos sean todos.