En estos días no hay absolución
posible para el hombre. Cuando
el miedo asecha la absolución parece algo imposible, sobre todo
cuando el miedo viene con el sentimiento de responsabilidad, que
entonces se vuelve culpa, también entonces los riñones duelen y en ese momento entiendes lo que sucede. En estos días camina el miedo conmigo y,
literalmente, la responsabilidad me está carcomiendo las entrañas,
la piel, mi sexo, mi garganta, mi alma... Aquí mi testimonio en
estos días de miedo.
Una luciérnaga apagada
Hace 5 años
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