Hundirme en tus fecundos senos, mujer,
es volver a tener el tiempo
que habiéndonos dejado para siempre
dejó también las impresiones del no-hacer,
del haberme quedado con las ganas de no quererte como
entonces
sino como te quiero ahora.
Soy más viejo, mujer:
cada día que pasa pesa.
Pero la frescura de tu vientre me regresa
no a la tibieza en la penumbra,
del hacer el amor con los ojos cerrados
sino al primer amanecer, a la mocedad eterna
que canta contigo cuando contigo se levanta
…Cada
mañana.
Soy más torpe con cada parpadeo
y tú más ágil en cada movimiento;
tanto que en la soledad de nuestro encuentro
te me escapas, te vistes linda de desierto
y me dejas tan viejo y tan torpe
y queriendo que me regreses el tiempo.
D.S.
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