Se podrán preguntar algunos qué tendría de malo armarnos con la capacidad de transformar y jugar a nuestro antojo con el control genético. Si con la creación de seres preprogramados podemos lograr que el hombre sea cómo “debiera” ser o sea lo que la sociedad necesite, erradicaríamos la desigualdad social y disminuiríamos el racismo. Pero de la misma manera terminaríamos con la multiculturalidad de la que gozamos y de la que adoptamos también, conocimiento.
Imaginemos, solamente supongamos lo siguiente: avanzada ya la tecnología y con el conocimiento total de todas sus partes, en conjunto con la psicología y la educación, podríamos hacerlos a todos democráticos, pacifistas, marxistas, militares o lo que quisiéramos para poblar la tierra y ser un mundo feliz. Los conflictos surgirían aquí: Primero, el concepto y finalidad de hombre preprogramado está sujeto a puntos de vista y enfoques diferentes. Y segundo y más importante desde mi punto de vista: se le restaría libertad. La libertad de decisión. Para consuelo de todos esto es imposible. Sí, podemos entender a la educación como algo que nos hace ser y creer ya en algo predeterminado y Hitler ya logró sumergir a miles de personas dentro de la misma piscina. Pero eso no es más que un enajenamiento bruto. La capacidad de decisión, la libertad de pensamiento sigue ahí independientemente de nosotros y es incapaz de ser arrebatada. ¿Será capaz el hombre algún día de alterar de igual manera el cerebro y dejarnos a todos dopados bajo la misma perspectiva?…. una vez más, ¿Qué tipo de humanidad queremos llegar a ser? El ser humano es el único ser vivo que tiene el conocimiento del mañana, lo que le abre un abanico de oportunidades respecto a qué esperar y qué anhelar de este, de ahí sus reacciones. Esto elimina toda predeterminación de lo que llamamos destino y la responsabilidad de tomar el porcentaje de control que nos corresponda y responder por ello, sabiéndonos concientes aún así, de que no <
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