miércoles, 29 de octubre de 2008

Cimentada y terca

Gente entra y sale de mi vida,
Pasa gente y pasa tiempo
Y yo me quedo con mi hastío,
Con mi viento sofocado y a horcajadas.
Yo sigo resistiendo cimentada y terca,
Muy plantada y colapsando
mientras me sostengo la mirada
Y veo fijo la inmensidad que cae encima.
Y mientras la fuerza se derrumba
Yo glotona, a bocanadas
Recojo pedacitos de esperanza que quedaron en el suelo,
Que deja el duendecillo maldito que impugna por no crecer
Y fastidiarme alimentando mi insaciedad,
Mis ganas de ti tirándome a pedradas.

Mi vida goza de un desorden del que estoy perdiendo noción,
de este ruido de silencio que no puedo controlar
y que se hace llamar incertidumbre.

II (Versos)

Quiero cuerpo, corazón mío;
Quiero vida, que se llene con la mía.
Quiero cuerpo, pero que sea el tuyo
Y la vida… esa haremos que nos rinda.

domingo, 19 de octubre de 2008

Una vez...

- hey! We were waiting for you.
- sorry... we were lost.
- tienen hambre?
- sí.
Quedaba un poco de paella en el sartén, nos la sirvieron y nos la comimos como si no hubiéramos comido en semanas. Y es que mi amiga pelirroja y yo habíamos estado buscando la casa esa por horas, desde que salimos de la escuela hasta que la encontramos a las 8 pm.
- Tomen, si quieren más cerveza hay en la nevera. Con toda confianza.
- Gracias.
Terminamos y salimos de la cocina a la sala donde estaban todos y entramos en la plática.
- So, why were you lost?
- Because.... me regalas un cigarro?
- Claro maja, no tienes por que preguntar, solo cójelo.
- Gracias.
Seguía la noche, ¿otra cerveza? pues claro, eso no se niega... y otra más. Avanzaba la noche y subía el sumo. Líaban sobre la mesa, ya sabemos que es. Seguía la plática.
- So, how did you get home last nigth?
- By walking, thank you guys for disappeared.
- No wait! was because you both were walking so fucking fast...
- ¿Qué? ¿Hablan de la vez esa en la que casi te meten a la carcel?
- Sí Gigi, de esa... ¡no mames!
- Sí pobre Alberto me tuvo que acompañar hasta mi casa caminando...
- Ah! tía que no te preocupes...
- Hey if you speak in spanish I can not understand what are you talking about.
- Sorry Aggelos.
Siguen líando sobre la mesa y se abre la puerta de un cuarto. Salió un hombre mayor, unos 40 con la mirada ya medio perdida, se sentó con nosotros y empezó a beber.
- Dani ¿quién es ése?
- Ah, es un amigo de Aggelos, también es griego.
- Ah ya...
Se prendió lo ya líado, yo fumaba tabaco...
- Do you want some?
- No, I have my cigarrete here...
- But this is not tabacco.
- I know dude, but tabacco ends faster.
Segíamos la plática, y seguía rolando lo líado. Bueno, me terminé el tabaco... ahora sí.
- Now is my turn.
Venga a jalarle duro... seguía la plática y mientras unos movíamos la boca otros movían las manos... seguían líando y se seguía pasando lo líado... no se terminaba; daba alegría ver eso. De pronto los sumos subían cada vez más, y la temperatura corporal con ellos... el pulso apesadumbrado... repentinamente todo gira a una misma vibración, a un mismo tiempo, tú y los demás y todas las cosas, y el aire de fuera y si te asomas por la ventana, las estrellas... todo baila aun mismo ritmo, ¡Qué coordinación!... Todo eso era la torre de Babel: inglés, francés, español, griego... Babel.
- Lets get out of here!
- Wait we need a place to sleep...
- Pueden dormir en mi casa si quieren...
- Gracias Dani.
- You can sleep here if you wan to...
- Thanks Aggelos...
- Now, lets get out!!!
Olor a pavimento, mente divagando, sonrisas deshojadas, el viento en la cara, las luces de la calle empiezan a bailar, se oye música a lo lejos, vamos a bailar.... llegamos, ¿qué es esto? rock.... ¡Entremos!
- ¿Otra cerveza?
- ¡Venga!
El ruido se fue alejando, la gente seguía marchando lejos, bailando, sudando, riendo, gritando... ¡Qué felicidad! Yo... yo como en un estante aparte, sólo de observador, no participaba, mis manos no los alcanzaban... ¡espera! ¡me caigo! No.... es la gravedad... maldije tanto la gravedad.... quería volar más alto esa noche, quería alcanzar más, en ese momento yo lo hacía, me estaba apartando, safé mis pies de las enredaderas sobre el suelo y podía verlos a todos desde lo alto. Ahora ellos no me alcanzaban a mí. Veía a mi amiga pelirroja agasajándose de Aggelos y pensé que esa noche dormiría sola... la gente me fatigaba, era demasiado... yo quería pensar y el ruido me entumía, la gente se me venía encima y nomas sostenía la mano de Alberto.
- Ya se acabo esto, salgamos de aquí.
- Vámonos...
Salimos todos, yo acordé en irme a dormir con Dani y Alberto, Gigi acordó lo mismo. Entonces partimos.
- Wait, do you want some more?
- Just give me a little...
y de nuevo roló lo líado. Bomba fue todo eso.
- ¿Cuánto falta para llegar?
- Cuarenta y cinco minutos.
- ¿¡Caminando!?
- Venga que así los aguantas más.
- Bueno Alberto pero no me sueltes, que me voy y no quiero regresar.
- Vale no te preocupes, cójeme fuerte.
Plac, plac, plac... eran mis pasos, los oía como si fueran mis latidos. Pompom, pompom, pompom... esos si eran mis latidos. Psss, pssss, pssss... ésa era mi respiración. ¡Paz! ése era un choque electrico que me petrificaba desde la medula espinal hasta el cerebro, todo mi cuerpo. Y en ese tiempo me sambutía, me sacudía, me levantaba y me caía desde el trigésimo piso de la vida hasta el más ondo de los abismos. En esa pacividad me quedaba suspendida y volvía a caer como escupida del infierno. Un escalofrío más leve y ya está.
La combinación seguía jugando: Plac, plac, pompom, pssss, pssss, ¡paz! y venía de nuevo la descarga. Mi cuerpo estaba haciendo la música más experimnetal que lo había recorrido... algunas veces antes y posiblemente más a futuro. Pero esa música sí que era real.
En ese tiempo yo recorrí los Alpes Suizos y la muralla China, escalé hasta la punta del Everest, retrocedí mi vida un par de años, un par de siglos y varios milenios, conocí a Ho Chi Minh y cené con los discípulos, también ellos me invitaron a fumar.
Me escupió el infierno de regreso y respiré el aire más sucio que había conocido... respiré recuerdos y degusté de ti.
- Vamos un poco más rápido.
- ¿Cuánto falta?
- Cuartenta minutos.
- ¡No mames estás bien pendejo! ¡Eso dijiste hace veinte!
- Sí marica, tengo ful frío hijueputa!
- Vale tías que yo no tengo la culpa.
¡Paz! El otro ramalazo... ¿seguía caminando? ¿Por dónde caminaba? El pavimento me quemaba, los letreros me seguían a mí. Los semáforos eran azules, negros y rosas y la vida estaba abierta de piernas frente a mi. Yo seguí y me adentré en ella, me la comí toda, la terminé toda, de pronto sentí que la carne se me pegaba en los huesos y yo seguía deborando. ¡Pom! Me escupió el infierno de regreso. Entonces me sentí mastubrada... respira profundo chica, de pronto vacía...
De un lado al buen Alberto y más allá Gigi...
- Ya llegamos...
- ¿Cómo vamos a caber los cuatro acá?
- Sí cabemos, además es mejor, hace mucho frío ¿no crees?
- Cabrón es lo que eres...
- Jajaja.
- Echate tu junto a Dani, luego me echo yo y Alberto que se quede en la otra orilla, así nosotras no nos caemos.
- Jajaja bueno ya está, métete a la cama.
En mi mente seguía dibujando todos los solares y de pronto tube ganas de ti.... Siento un cuerpo encima, yo no puedo dormir... Está muy cerca, tengo ganas de ti. Eres tú, lo sabía, cerré los ojos y te ví.
- Jajaja.
- ¿¿¿Qué pasa???
- Nada
- Cállense que los demás queremos dormir.
- Shhhh...
- Jajaja lo siento....
Sabía que no tardarías en aparecer de regreso.... ya está. No te vayas.... plac... elefantes rositas, pequeños y gorditos brincaban una cerca frente a mí. Conté 47... creo.
- ¡Carajo! que hora es?
- Las once y algo.
- ¡No jodás! Vámonos, tengo que ir a mi casa porque ire a comprar mi celular.
- Puta madre Gigi, ¿¿ya??
- Sí, dije que llegaría a las ocho.
- Mmmm.... vamos entonces.
- Las acompaño hasta la puerta.
- Sí, los acompaña él porque yo me cago de frío
- No te preocupes Dani. Todo bien...
Caminamos hacia afuera y hacía un puta frío del que pensé que me había librado.
- Bueno, muchas gracias por todo de verdad...
- No no hay de que, nos vemos luego.
- Sí, bueno, se reportan.
- Ya sabes... cuídense. (muak, muak)
- Ciao.
Ya estábamos caminando solamente Gigi y yo.
- No mames wey siento que no he dormido ni madres.
- Marica es que no jodás... no has dormido nada...

lunes, 13 de octubre de 2008

Yo pregunto

No es con afán de molestar a la audiencia
Pero es mi obligación preguntar
¿Por qué si somos tantos sucede lo ocurrido?

De tontos es negar que el amor está pasando de moda
Y que toma su lugar la capitalización,
Que la libertad sólo duerme en algunas mentecillas
Que siguen esforzándose por continuar tras
El trastabillado sendero donde se ocultan las verdades,
Donde las mentiras se convierten en verdades por mayorías en su ejecución.
¡Qué la globalización une al mundo! ¡Venga!
Y deja de factura la pereza mental.

Más idiotas son los que proponen escondidos tras las tribunas
Que los que cambian de papel tras el bastidor.
Que de políticos ya están hartos los panteones
Y llenos los países por montón.

¡Que el hombre domina la tecnología! ¡Venga!
Y la ética que duerma en el rincón
¡Libertad a la mujer! ¿Aborto?
Practicidad: monotonía, comodidad y contaminación.

¡Y que se suelte el vendaval!

Que la ira es hoy mayor que las palabras
Y solo me queda agitar las manos apretadas
Y gritar al firmamento ahumado a cañonazos.

No hay paciencia: la guerra.
No hay respeto: violencia.
“Dios ha muerto”, Chávez reina
y que la ignorancia nos siga cayendo desde el cielo:
marginación, asesinato, hipocresía,
urbanización, enajenación, fetichismo,
egoísmo, abandono, fanatismo, borreguismo ¡Bingo!

En las rocas, alcoholismo, eutanasia,
“Reivindicación, resistencia, marihuana ¡disidencia!” Hipocresía…

… y el absurdo de la paz lograda por las armas.

¿Hasta cuándo humanidad seguirás devorando tus entrañas?
Tu condena, tu exilio;
Sentencia y despedida: tu suicidio.


(Apéndice: cuántos conceptos mal logrados, manoseados y usurpados por aquellos que los manchan con sus lenguas y los queman en hogueras de ignorancia… basura).

Enamoramiento

No se que pasa con el enamoramiento
que no me deja vivirlo ni sufrirlo.
Sólo me encandilan los reflejos
y se vuelve imposible encontrar la luz,
la gran llama esa en la que sinceramente, no confío.

Trotamundos

Extraño mi ventana. Al abrir los ojos esperaría ver la luna que veía desde ella. No es que no tenga ventana, pero ésta solo se hace dueña del pavimento.
Es increíble como nos aferramos al lugar al que creemos pertenecer. El hombre sigue negándose a estar sólo… corrección: al hombre le sigue dando miedo enfrentarse a sí mismo, a sus temores, a sus vicios, a sus virtudes, a sus defectos, a sus reacciones, porque de ahí ya no hay nadie que te saque, ni nadie que te traiga de vuelta a la realidad, nadie que te retraiga de tus abstracciones o que se hunda en ellas contigo. Solamente tú.
Las lágrimas ya rodaron. Es de noche y voy caminando por el puente hasta llegar al viejo reloj. Me sorprende la simetría de la lámpara con la luna. Marca la hora: ocho menos diez. No sé que tan cierto sea, pero eso no importa ya.
Lo que importa es la pesadez con que me siento, que cae el cielo enterito sobre mí, que apenas lo puedo con los hombros, se me derrumba como si quisiera asfixiarme, como si fuera a tragarme, como si espesara según pasa el tiempo y me atrapara. Así, como queriéndome consumir.
Y yo sigo jadeante caminando, con la mirada bien perdida, con los pies sin rumbo obedientes al silencio.
Busco consuelo en los ancestros, en los sabios, en lo bello, en… ni siquiera sé en qué. Algo que me haga sentir menos vacía. Lo que no sabía todavía es que sin peso se puede volar más alto. No sabía que hacer conmigo, con esa libianez tan repentina, esa que tanto había soñado. No sabía que hacer con mis pies sin estar atados. Todavía no descubría la bomba que estaba apunto de detonar.
De la nada, no se por qué, un no se qué surgió. Tal vez yo; sí, seguramente fui yo. Decidí tumbarme los modismos, dejarme las costumbres, soltarme los engranes y andar de asueto. Tirarme sin cuerda al abismo y partir en tren sin ticket de regreso. Cambiar mi nacionalidad a trotamundos, y absorber todo lo que hay alrededor, ver y seguir creciendo ambiciosa, y seguir viendo y comprender y comprender. Conocerme ciegamente, conocerme a través de él, del universo del que formo parte y que me vio nacer. De saberme en las pupilas de todo lo existente y que se proyecten por las mías con igual. Desertora del peso y equipaje, holística la visión que voy a encaminar.
De repente me tenía a mí entre las manos, esfera que brillaba de cristal. Poseía nada, que no lo necesitaba. Pero no dejaba de brillar. Pasaron por mi memoria las escarchas de mi vida, fluían y como si quisiera borrarlas, erradicarlas y erradicarme yo del ficticio mundo las detoné. A contra reloj pasaron salvajemente, arrebatadas, poseídas, en un segundo que se hizo eterno, violeta, rojo, fuego… ¡Explosión!
Se esfumaron, se esfumaron dejando solamente el olor a humedad, a vejez que se guarda, que se bebe y se acaba, que muere para renacer.
Ahí estaba yo a las ocho menos nueve, sin nada que sostener. Con todo el mundo esperándome delante, y la mirada con ganas de vivir. Empecé, comencé de nuevo mi historia, mi vida, la que nunca terminaré de escribir… la realidad de pertenecer al todo que nos une, bajo la luna, que vuelve a ser mi pecho y las estrellas que ya conocen mi existencia.
Así soy yo ahora sin lugar, sin hogar mas que yo misma. ¿Y saben qué? No necesito más.

viernes, 10 de octubre de 2008

Recuerdo haberme visto en tu mirada

Recuerdo haberme visto en tu mirada
Mientras dormías y acariciabas
Las texturas de mis pies recién lavados.

Recuerdo haberme visto en tu mirada
Al salir una estrella que brillaba y prometía un secreto,
Aquella que amargaba la piel de mi cabello.

Fue en la oscuridad de la mañana
cuando seguí la claridad del eco de
mis sonrisas apiladas dejándome perder
en los bosques de mi fe adormilada.

Recuerdo haberme visto en tu mirada
desnuda y mortal, pendiendo del segundero
que amenaza con quebrar la delicada
esbeltez de los pensamientos por hablar.

Recuerdo haberme visto tierna y amordazada
en el entrecejo de dos espaldas al filo del precipicio,
a un suspiro de condenarme a la eternidad del vacío.

Recuerdo haberme visto en tu mirada,
De párpados cerrados y boca seca,
Con anillos de color violeta encerrándote los ojos,
Con quietud cortante controlándote tu cuerpo.

Instinto

Es el puro instinto el que me hace deslizar la pluma,
Solamente el instinto de marcar algo,
De llegar a alguien.

Camino por instinto, ya que si no lo hago,
Por instinto me entumo.
No es que esté yo vieja; lo que es,
Es el instinto que me lleva por ahí.

Es el mismo instinto por el que llegaste tú a su cama,
Y fue puro instinto el que ella te prestó.

Te aseguro que no lo recalco pensando,
Que si no hubiera sido por instinto,
Tú te quedas por ahí perdiéndote la vida
mientras que el... abusado de tu vecino, se aprovecha de ti.

¡Cuántas personas no nacen por instinto!
El instinto de su madre al ceder,
Aunque el padre también tuvo lo suyo,
Ese fue de enterarse y correr.

Por mi parte, todo eso del instinto ya me lo tragué:
Si me besas con pasión te cacheteo,
Pero fue el instinto lo que provocó que lo hiciéramos sin conocernos.