jueves, 25 de diciembre de 2008

Status 25/12/08

Nuevos contactos, eternos reencuentros y nuevas pasiones.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Paréntesis

El tiempo que tengo es corto, y no lo digo metafóricamente, de hecho es muy literalmente y no sé... sólo necesitaba un tiempo para recordarte, para recordarme a mí que sigues existiendo tan fuerte y jurarte frente al papel.
Son cosas qué pasan no? A veces me canso de buscarte y de repetirte y de recordarte; me cansa estarte trayendo tan sucesivamente y hacer de todo lo que hago un reflejo de lo que hay de ti en mi cabeza. Es extenuante... podría intentar hablar de lo que fuese, de un vaso, de la tierra, de la terquedad con que los hombres boicotean los intentos de los otros e infinidad de cosas más, que podrían ser más simples o más profundas.
Te has vuelto mi fantasma, uno más en la larga trayectoria de entes innombrables, apesadumbrantes y torturantes que viajan, que vienen y van acosándome. No es reproche. Es más que nada hacer conciencia de lo que representas. Tal vez, algún día el fantasma deje de espectro y se vuelva realidad. Tal vez nunca; tal vez termines (o continúes) siendo una infame posibilidad de antaño, un posible antiguo curso de mi existir, una compañía en lejanía o en el último de los casos un infinito reproche a mi incapacidad de voluntad.
Se me acaba el tiempo, a clases... un abrazo donde quiera que te encuentres...

domingo, 14 de diciembre de 2008

Status 14/12/08

Desairado el intento de encontrarme, insasiable la mirada, proyección del alma que desasosiega exige una verdad.
Inspiración que siempre tienes nombre de mujer,
déjame fértil, como tu vientre, florecer,
amárrame a tus pequeños, par de senos,
que sin ellos comienzo a desvanecer;
y briaga, cuando la noche pesa y el corazón
amenaza con salir,
así latiendo, por las cuencas de mis ojos
y un nuevo gemido se comienza a parir,
te busco, amante, mujer, cobarde
por mis mares, por mis piernas
por mis humos, cicatrices y temores,
tambores anhelantes, crueldades, verborreas,
sustos y piedades, palabras, pensamiento interminable,
bofetadas, flores maltratadas que amenazan con morir.

Asechante pudor desenfrenado, vergüenzas envestidas
que me hiciste delatar. Aflórate pues,
amor cobarde que las penas que disuelvo sobre el mar
comienzan a ser mi vida, y mi vida sólo es tempestad.

viernes, 12 de diciembre de 2008

¿En dónde me guardo estas ganas que te salen por la boca
y se arrastran por mi cuerpo y me llegan a los pies?

Este mar sin calma que se agita,
nítida bondad, hija de las soledades
que acurruca el amanecer,
estatua salina, encarnada sobre vida
que se estampa, vendabal sobre la roca
y las olas que rompen sobre el mar.

Sobre el mar que retuerce en impotencia
y los dedos que friccionan entre sí.

¿En dónde pongo pues mis ganas
para que griten hasta dónde estés?
Que te aturdan y revienten los recuerdos
y se esparzan y te vuelvan a traer.

martes, 9 de diciembre de 2008

Te recuerdo, pero no a ti

Si te pienso no recuerdo tu mirada,
ni tu pecho, ni tu pelo, ni tu aliento.
No recuerdo tampoco como dobla tu espalda,
y lo rasposo de tus manos no me alcanza.
No recuerdo nada de tu semblante,
pero recuero que con fuerza encajas,
no sé tu nombre ni tus señales,
pero siento la vida que encarnas.

Te quiero pero no te quiero,
te quiero ahora pero no para siempre,
te quiero diseulto en vicisitudes,
pero lejos de los besos en la frente.
Llevarte sobre mi piel sería más doloroso
que ensamblarte así, al papel, tragiversando.
Te quiero distante pero hasta el fondo,
te quiero constante más no encimoso.

Te sueño y me vuevlo con el alma al cuerpo,
pero no te recuerdo volando tan lento,
no te imagino aunque te deseo,
y aunque te pruebe, aquí un hasta luego.

Te quiero y lo sabes, pero no te quiero,
te sudo y te siento, aunque no te recuerdo.
Te padezco, confiezo, con amarga dulzura
porque encajaste muy fuerte por mis vestiduras.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Estos ojos negros que eran los míos,
Estos ojos negros que son más ya tuyos que míos
No quieren dejarte de beber,
De jugarte con el aire y la boina,
Arrastrándome el primero contigo,
Arrancándote la boina por la calle.

Esta tez impávida que se surca
Con cada parpadear del alma tuya
Y se va consumiendo, fuego lento,
La carne que alborotas por dentro.
Porque eres tú quien vibra las costillas,
Y obliga a la sangre a danzar
Con calor que refleja tu mirada
Bajo los holanes de mi falda,
Encerradas entre un par de cejas cinceladas
Descansando tu sobre la puerta,
Asechada yo por tus palabras.

Y las manos que corrieron por mi cuello
Con los ojos cerrados para ver,
Para, lento amor mío,
Que ya empiezo a desvanecer.

¡Si pudiera yo atarme a tu cabello!
Revolverme, mezclarme con tu esperma,
Espuma, vida, mar que turba,
Quietud de viento tras el huracán.

Poema prestado (Juanxon)

una luna y dos luceros en la frente
confundiendo yo tus besos
una cama, mis deseos
y una noche de portal;
una manta, dos cervezas, mis ideas:
heroísmo, obelisco que enmaraña la fugacidad.

una luna y dos luceros
tierra fértil a sembrar
contoneo de caderas,
una espalda a contrapecho
que se eriza al explorar.

sigo pasos por la noche
que en el día extrañaré,
oigo voces encendidas
de las que nunca escaparé

una luna y dos luceros
aparecen en mi cielo,
que lo pintan las estrellas
en nocturna soledad;
perdido entre planetas,
asaltando las cometas,
despegado de la tierra
menos cerca del umbral,
alumbrante sol que había brillado
luz extinta: oscuridad.

una luna y dos luceros
anhelantes por vivir.

jueves, 4 de diciembre de 2008

La palabra

Las hacemos rimas con acento,
las cantamos sin saber,
inventamos la palabra que al momento
nos haga entender.

Es virtuosa la palabra,
la expresión en plenitud:
Asqueada, inexplorada invirgen,
te digo, te repito
te tiro y te hago revivir.

¡No! Es el premio grande
el arte de elogiar,
elocuente, retórica la mente
que bien te sepa utilizar.

Pérdida la mirada que teñida
no te sepa bien representar.

¡Pobres corazones infalibles!
Pobres los muros sin hablar,
pobre más el que habla
y no se sabe reflejar.

Bendito el corazón que palpita
aunque enmudecido deba estar,
pobres los mequetrefes que hablan
y que no se saben reflejar.

Reencuentros

Hoy es el día de la visita,
el día en que de nuevo te veré
acariciar limpio la infantería
que bajo mi ropa te guardé.

Hoy vienes a rezurcirme alma mía
la coraza que pují en mi interior,
otoño, viento, suéltame las alas
quiero ya conocer el exterior.

Ven a verme hoy con poca ropa
y acércate a besar la cicatriz
que fuiste tú quien la ha marcado con su boca
y yo quien la padezco en la matriz.

Si al fin, sí vienes, ven con recelo de pecar,
no quiero ser yo quien te alimente las ganas
ni que luego tú me obligues a callar.

lunes, 1 de diciembre de 2008

I (Sucesos acuitados )

He decidido cambiarte el nombre ¿sabes? pero ahora no se como nombrarte. No es que no me guste tu nombre, al contrario, es por eso mismo que no se me viene nada a la cabeza: Tu eres tan tu nombre, ó tu nombre es tan tú... No lo sé. Preferiría no encontrarles relación algunas veces.
¿Qué nos pasó? ¿Cuándo fue que el colchón se volvió más trinchera que pasión? Ó tal vez la pasión excedió el límite y cruzó la línea de la dependencia y de los celos. Tal vez empezábamos a amarnos como lo hace todo el mundo y no sabíamos como hacerlo ¿por qué nos dió miedo? Como si eso no nos perteneciese, como si no pudiéramos ganar, cómo si eso no existiese para nosotros, como si nos estuviese prohibido. ¿Tan amplio es el sacrificio y qué tan grande el egoísmo para no poderlo realizar? No lo sé... Algunas veces pienso que hubiera sido el mismo final, que seguramente no lo hubiera logrado y no es porque no te ame, es que me amo más a mí misma y amo aún más mi libertad. Aún así acepto que es difícil que exista un yo completo sin ti y viceversa, debes aceptar. Lo sabemos, somos el espejo del otro y aunque cerremos los ojos para no vernos no nos podremos deshacer. Hay demasiadas cosas C.... que nos tienen ligados. Ya no eres tu y yo, ya se llama coexistencia. Por qué entonces si lo sabemos aún así nos repelamos. Somos absurdos C.... Tanto que caemos en lo ordinario... En eso que tanto asco nos da.
Hoy estaba recordando aquel rincón, aquella reunión en donde los lunares de mi espalda se veían por un traslúdico caer de telas delgadas y marrones y sorprendí tu mirada resbalando por ahí. ¿Te acuerdas? Te veías bello, como nunca. Una luz especial, honesta emanaba de tus manos. Yo te decía que no pero gritaba por dentro que siguieras haciéndolo y es que la pasión era más que el pudor, el sudor era más que la prudencia y el silencio imposible de consiliar.
Estoy turbada ahora C... Qué tan cierto pudo haber sido todo. ¿Qué tan real y gentil es la pasión si cuando se extingue lo deja todo como quemados los bosques? Y lo peor aún... que es tan cambiante, tan libre que somos incapaces de controlarla, con cuerpos diferentes a cada momento. Tan avara que cuando se sacia quiere más pero de otra fuente. Y tan insensbile que nos consumió calcinándonos los huesos, acribillando la razón, jugándonos ese mal de ideas, ese jadear extenuhante que hace presa a la razón; un papalote que se desenrrolla, todas las posibles realidades y ninguna queriendo ser real. Es un tormento... duele viajar por tu vida sin saber lo que sucede dentro de ella y seguir presa en tu cajón, así, muñeca, terminando de enjugar los perfumes que alguien más matizó. No obstante yo se que me amas. Es mi culpa lo acepto. Al principio te pedía que me amaras no que me respetaras; al final, el respeto se vino a confundir con la fidelidad y solté las riendas. Ya no pude más C... y te juro que lo intenté.
Es triste. Mi cuerpo aún me pide verte, aún sigue gritando la bilis por un último encuentro... el cual siempre termina siendo el penúltimo.
¿Hasta cuándo?..... Te extraño C... y todavía no te tengo nombre.

...

Hice mi intento, pero las fuerzas para recordarte me fueron insuficientes. Una vez más queda en blanco.