miércoles, 1 de julio de 2009

Luz que de mi insomnio crea impotencia
Cuando el cuerpo está dormido y despierta la conciencia,
Que desviste en mi cabeza lo pesado de tu ausencia
Y revela, lentamente, entre el goce y la impaciencia
La dulzura de tu boca, tu tabaco, tus mañanas,
Los reencuentros en tu cama arrancándonos el alma.

Un abrazo vespertino que me calma y
me adhiere la gentileza de los sueños en la vida cotidiana.

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