miércoles, 20 de agosto de 2008

Auto-proyección (Cartas a la despedida)

Si bien, esta carta es algo dificultosa, más lo es empezarla. Así que no te fijes mucho en la formalidad inicial. Confío en que poco a poco iré regresando a mis desparpajos.
No quiero pensar que esta será la última carta que te escriba, pero cada vez se va acercando más el tiempo de la despedida y nunca sabremos si es para siempre…
La nostalgia empieza a recaer en mis cejas y mi ceño se está endureciendo. Hay muchísimas cosas que decir, y al parecer a ti y a mí el tiempo nos juega siempre a su antojo. ¡Qué ingrata la vida por oscilar con nuestros sentimientos! Pero más ingrata fui yo al haberte desperdiciado.
No sé cuando pasó que empezamos a pasar juntas tanto tiempo y tampoco supe como sucedió la separación. Reconozco que la mayor parte fue mi culpa, yo tomé la decisión y tu me respetaste.
¡Ay D….! Me muerdo la lengua sin lograr decir lo que quiero. Y es que las palabras nunca son adjetivos suficientes para el corazón. No para el mío.
Yo me enamoré de la niña de los ojos tristes distraídos que dejaba ventilar toda su alma a través de ellos. Esa pilla tan cínica que con una sonrisa hace que el enojo se te baje. ¡Ay! Esa niña que cómo daba lata hasta conseguir lo que quería, y si no le gustaban las respuestas… simplemente lo ignoraba. Sí, me enamoré de ti; de tu cariño, de tu apego a mí. Lamentablemente, me enamore más de mí misma. Soy demasiado independiente como para aceptar necesitar a alguien más y sin embargo, esto no quiere decir que no lo haga.
Pero hablemos de ti, no de mí y regresemos a lo nuestro. Te veo y te siento tan tierna, tan sensible y tan voluble a los daños externos que me preocupa. La gente no es lo que uno espera. Cuídate, cuídate mucho por favor; No te lo pido, te lo imploro. No te pierdas. No te vendas por tan poco Diana, nada vale lo que tú eres y no compres a nadie por menos.
Te veo tan indefensa algunas veces que adopto una posición maternal. Muchas veces quisiera estar ahí para decir todo lo que tu no te atreves, y que aun sé que quieres decir. Para alentarte más, empujarte al borde para que vueles. Ese cachito de seguridad que a veces te traiciona.
Cuando recibí tu carta me identifique con tantas cosas que fui y otras tantas que pude ser, que la melancolía me apuñaló y ahora que me gustaría recuperar todo el tiempo que perdí, es el tiempo el que me agobia con su expiro. Me duele haberte abandonado cuando tal vez me necesitabas, fui demasiado egoísta. En mi anhelo por libertad me tire al abismo y en nombre de ella te lancé a la basura. Y ahora, alguien más inteligente que yo hace lo que yo no supe, lo que yo no me atreví a aceptar. Me da gusto verte gozar y a veces me da tristeza no ser yo la que lo hace. ¿Qué habría sido de nosotras si todo hubiera seguido?
No sé si son más los pesares o las alegrías. La nostalgia es un sentimiento siempre existente, viene cuando lo decide y no hay medicina para aliviarla. Esa sensación de soledad y anhelo. Esa mezcla de memorias y tristeza. Indudablemente el motor de los recuerdos.
Y aquí viene de nuevo esa dama. ¿Nos volveremos a ver? No lo sé. No quiero pensar en la despedida porque recaigo en mi estupidez. Eso ya no lo puedo arreglar. Sin embargo aun me encuentro rejega a la idea de mi colapso. De que mi ciclo terminó. De que tu nuevo ciclo esta por empezar.
Te quiero D…., y aquí si falsea mi fortaleza, porque a esta altura del partido las caídas empiezan a romper los huesos y el corazón. Ya no más frases bien hechas, ni palabras vacías. Te quiero, y a pesar de todo, incluso de mí, lo hago. No sé cómo demostrarlo ya, sólo queda el deseo de que lo creas. Sé que no lo digo mucho, pero el hecho de revivir un poco lo que era antes me hace feliz. Sentirme perdonada de alguna manera me aumenta la esperanza.
Cada día que pasa te veo mas lejos y te quiero tener mas cerca. Ya no recuerdo como duermes… y lo que más me duele, es que sé que ya no lo haces de la misma manera. Has cambiado D….., no es malo, pero me lo he perdido.
A veces te veo seca y eso es lo que más me aterra. No tires tu sensibilidad; es tu arma más poderosa… no te niegues y no te extingas. Sólo sintiendo sabrás que sigues viva y aunque lo que sientas sea dolor ámalo como parte de tu vida.
Lo que te voy a pedir no es nada fácil: Te pido que no te abandones, porque si lo haces me abandonarás a mí. Estás creciendo, conserva tus grandes virtudes que así te quiero.
Sigues siendo blanca, pura, no permitas que te manchen nadie por ningún motivo. Solamente tu podrás inventarte, solamente tu podrás hacer lo que quieres, solamente te tienes a ti. He ahí la importancia de saber quién eres.
Me despido por ahora, no es todo lo que te quiero decir. Es sólo parte de una pequeña reflexión.
Te quiero libre, pero sobre todo te quiero feliz.

Y como dice Silvio: “Cuida bien tus estrellas mujer”.

Mi pequeña estatua de sal, no dejes que la marea te destruya y si el viento sopla, no temas entregarte a él… siempre te llevará a un lugar más cercano a ti.

2 comentarios:

xariel dijo...

hey niña, me gustò mucho tu blog, la verdad escribes super bien y espero que sigas asì con ese entusiasmo por las letras...
cada vez me impresionas màs y te conozco màs...
besitos!!! ciao!

Anónimo dijo...

noc k desir ni k escribir escribes muy lindo en realidad ..... y siempre me a encantado eso de tii no eres como los demas tienes una luz k te hace brillar ....:) me acuerdo mucho cuando platike contigo la primera vez recuerdo k te ise mil preguntas hahah donde no entendia nada en realiad tk alo ojala un dia se buelva a repetir