miércoles, 27 de agosto de 2008

Guerrillero

Se acercó el silencio besando las hojas
que dormían en el suelo,
que cubrían la tierra que cobijan tu cuerpo.

Sí, porque el mundo te extraña, guerrillero,
que si no fuera por tus rabiosos ojos
estaríamos contagiados, sin motivos.
Porque fue tu carne la que alimentó los ríos.

Qué tristeza que tu muerte, guerrillero,
sea la que te corona como héroe,
y no tu lucha impaciente
la que terminara, taciturna, la ignominia,
el desamparo de los que se olvidan.

Lloran mis ojos, viejo amigo,
porque sin haberte conocido, te conozco,
porque mi boca desesperada por
querer alzar tu grito y ser siempre sepultada.

¿Hasta cuando regresará la conciencia?
La razón de la muerte de tu cuerpo
y de todos los demás sepultados
que volvieron trascendente su objetivo
que todavía tiene puños levantados.

Que si somos muchos, que si somos poco,
¿Qué más da si resistimos? Más luchamos,
más arraigado el fusil al pecho.

No hay comentarios: