martes, 24 de febrero de 2009

Entonces...?

Es cierto que sólo después de dos días de habernos encontrado me metí en tu cama y me convenciste de quedarme a tu lado. Y me quedé. Al principio era calor corporal lo que buscábamos y sólo calor corporal logramos encontrar y después la seriedad que había jurado no tener en mis relaciones se fue estacionando sobre mí, y que más te digo… te empecé a querer. Claro, ya te quería; pero tú sabes, ese querer bien, utopiando subconscientemente un futuro (pero que quede claro, un muy poco posible futuro) que te guardara un espacio para él. Cosa que me había creído incapaz de hacer tanto por mera capacidad ó por voluntad propia.
Ahora lo que me consumen son tus ojos y tu lengua. Tus berrinches que comienzan a ser insoportables, tus estúpidos celos los repudio. Me has hecho bajar la mirada, como si mis ojos violaran agresivos el pudor (generalmente poco) de los hombres. Como si fueran pecadores mis pensamientos y mis movimientos vulgares. Lo siento por tu poca seguridad, y comprendo tu ira al ver que tus berrinches no me alteran. Piensas que soy idiota porque no te entiendo, pero no querido, no lo soy… me hago pendeja porque me das flojera y porque no me interesan tus celos. Cuando trato de explicarte la verdad no me crees y sigues no creyéndome y cuando no muestro interés alguno piensas que no te quiero. ¿Qué hago entonces con tu terquedad? Empieza a ser intransigente e insoportable.
Y aún así tu manera de hacerme el amor es tan exquisita que ya no puedo ni considerar la posibilidad de que estuviera ausente. Tu cuerpo engrana tan perfectamente en el mío que la armonía sobrepasa cualquier delicia. Y tu piel me roza y respira, me aspira, me erecta y me pinta. Me electrifica, me purificas, me contaminas… y enlazados a muerte, en el último expiro me exprimes. Y te ama mi carne en esos momentos y yo, yo me entrego ferozmente y la amplitud de mi abanico se triplica y levito yo entre tus brazos cuando tú te me entierras en medio de las piernas. Y yo yazco.
Oscilo entre ese vaivén de iras y pasiones. Tú estás en medio y yo estoy afuera.

No hay comentarios: