lunes, 10 de noviembre de 2008

Miedo

Que lo siento en el vientre palpitando
Mientras la incertidumbre de la espera late
Como vivo el corazón sobre la tierra.
Si bien me está matando y nomás no termina de hacerlo,
Es su terquedad la que me atrapa cual señuelo
Y me tira al mar de la desesperación.
Y tranquila, como si nada existiera
Menea la piola y me provoca vasca,
Amarga, lechosa, tan densa que no cabe por la garganta
Y tampoco baja y se atora por la sien.
Mientras no es vida ni tampoco expiro,
Es más vida que la muerte y menos muerte que el exilio.
Y aún así desgarra, como la tierra que se escarba,
Con las uñas, con los dientes, con el alma…

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